Una fístula anal se produce con mucha más frecuencia de lo que la gente cree, sobre todo en personas que han tenido un absceso anal que no se cura del todo. Los expertos definen la fístula anal como un pequeño túnel anormal que conecta el canal anal con la piel que rodea el ano.
El tratamiento de la fístula anal es muy importante para prevenir infecciones en la zona y aliviar los síntomas antes de que empeoren. En la mayoría de los casos, la fístula anal no se cura por sí sola, por lo que es necesaria la cirugía para completar el proceso de curación y evitar complicaciones (siga el enlace para saber más sobre la Consulta de Cirugía General).
¿Qué es la cirugía de la fístula anal?
La cirugía de la fístula anal ha sido definida por los expertos como el procedimiento quirúrgico cuyo objetivo principal es tratar, corregir o ayudar a curar cualquier comunicación anormal entre el canal anal y la piel perianal (fístula) sin dañar los músculos del esfínter anal.
La cirugía de la fístula anal debe ser realizada por un cirujano especializado en colon y recto y existen diferentes métodos para llevarla a cabo en función de las características del paciente y de la localización concreta de la fístula.
¿Cómo debo prepararme para la cirugía de la fístula anal?
Al prepararse para una cirugía de fístula anal, el paciente debe tener una consulta previa con el cirujano para discutir su historial médico (incluyendo otras condiciones médicas actuales y medicamentos, procedimientos quirúrgicos y alergias), discutir las preocupaciones y deseos del paciente. un examen físico completo.
Durante el examen físico, el cirujano puede evaluar la profundidad y extensión del tracto fistuloso, su localización específica, si tiene un único tracto o ramificaciones, y más. Tras esto, el cirujano puede recomendar las mejores opciones de tratamiento para cada paciente para decidir posteriormente cuál es la más adecuada en función de los pros y contras de cada técnica.
Una vez elegido el día de la cirugía de la fístula anal, el cirujano indicará al paciente ciertas medidas para evitar complicaciones durante la cirugía. Entre las indicaciones más comunes, se encuentran una dieta especial y el uso de un enema o laxantes el día antes de la cirugía, pudiendo incluir ciertos medicamentos (como antibióticos), entre otros.
¿Cómo se realiza la cirugía de la fístula anal?
Para realizar una cirugía de fístula anal, el paciente debe estar bajo anestesia general o epidural para evitar dolor y molestias durante el procedimiento. En la mayoría de los casos, los cirujanos recomiendan realizar una fistulotomía.
La fistulotomía es definida por los expertos como un procedimiento quirúrgico en el que se cortan todos los músculos y la piel de la fístula para abrirla por completo con la intención de que posteriormente cicatrice desde el interior como una cicatriz plana y no como un túnel. Se considera el método más eficaz en la mayoría de los casos, por lo que es la forma más habitual de tratamiento. Además, el riesgo de incontinencia con este procedimiento es muy bajo.
Las fístulas más complejas pueden necesitar otros tipos de tratamiento, como la colocación de drenajes especiales (llamados médicamente setón) durante más de 6 semanas antes de realizar la cirugía. El setón permite que la fístula drene y suelen cambiarse cada vez por uno más estrecho para que la fístula sea más pequeña sin causar mucho daño a los músculos del esfínter anal.
Existen otros métodos menos comunes como el procedimiento de colgajo de avance, el tapón bioprotésico, el tracto interesfinteriano de la fístula (LIFT) y el pegamento de fibrina, pero se reservan para casos especiales.
En todos los casos, el cirujano realiza la intervención con sumo cuidado para causar el menor impacto posible en los músculos del esfínter anal y garantizar el correcto vaciado del intestino tras el procedimiento. Sin embargo, siempre es importante saber que el funcionamiento de los músculos del esfínter anal después de la intervención depende de la fuerza previa de los músculos del esfínter y de la localización y complejidad de la fístula.
También es importante saber que, aunque la mayoría de las cirugías de fístula anal se realizan de forma ambulatoria, en algunos casos (especialmente cuando la fístula es compleja) puede ser necesario que el paciente permanezca ingresado en el hospital durante unos días.
La cirugía de fístula anal se puede realizar usando varias técnicas dependiendo de la severidad y complejidad de la condición. Las dos principales opciones de tratamiento quirúrgico son la fistulotomía y la cirugía con sedal.
La fistulotomía consiste en cortar la fístula en toda su longitud para permitir que se cure.
La cirugía Seton, por otro lado, implica la colocación de un hilo de seda o una banda de goma para permitir que la fístula drene y evitar una mayor infección mientras el paciente sana. El sedal generalmente se ajusta con el tiempo hasta que atraviesa la fístula por completo.
Además de la cirugía, la terapia basada en células ha demostrado ser un buen complemento a la cirugía fistulosa en casos de fístula recurrente, enfermedad de Crohn o trastornos autoinmunes.
Después de la cirugía, se recomienda al paciente que se coloque una maxi almohadilla o gasa en la ropa interior para absorber el drenaje de la fístula mientras cicatriza. El paciente también debe sentarse en unas pocas pulgadas de agua tibia (baño de asiento) durante 15 a 20 minutos y luego secar el área con palmaditas.
Esto debe hacerse siempre que haya dolor en la zona anal. El paciente también debe apoyar sus pies con un taburete pequeño cuando se sienta en el inodoro.
La cirugía de fístula anal tiene como objetivo reparar la fístula por completo para prevenir la recurrencia y proteger los músculos del esfínter. Sin embargo, existen riesgos y ventajas asociados con este tipo de cirugía.
Las ventajas de la cirugía de fístula anal incluyen la reparación de la fístula, la reducción del riesgo de recurrencia y la protección de los músculos del esfínter para prevenir la incontinencia fecal.
Por otro lado, los riesgos asociados con la cirugía de fístula anal pueden incluir perder el control de los intestinos, que la herida tarde mucho tiempo en sanar, que la fístula regrese y que el canal anal se estreche, lo que puede dificultar la evacuación de las heces. . Algunos tratamientos quirúrgicos también pueden alterar los músculos o los nervios que controlan las deposiciones, lo que puede provocar incontinencia fecal.
Para reducir el riesgo de complicaciones, se puede considerar un procedimiento con láser, que preserva el esfínter anal y ofrece resultados prometedores. Es importante discutir los posibles riesgos y beneficios de la cirugía de fístula anal con un proveedor de atención médica calificado antes de decidir someterse al procedimiento.