En los últimos años, los índices de infertilidad han aumentado considerablemente en todo el mundo. De hecho, se calcula que en Europa el problema aumenta entre un 8 y un 9% cada año y que aproximadamente el 5% de todos los recién nacidos fueron concebidos por inseminación artificial.
En muchos casos, no se puede determinar la causa específica de la infertilidad. Sin embargo, la inseminación artificial es siempre una buena opción para aumentar las posibilidades de conseguir un embarazo.
La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida que consiste en introducir en el útero de la mujer, de forma artificial, una muestra de semen previamente preparada y estudiada. Este procedimiento tiene como objetivo facilitar la llegada de los espermatozoides a las trompas de Falopio para producir la fecundación.
El objetivo principal de esta técnica es acortar la distancia que deben recorrer los espermatozoides para llegar al óvulo, facilitando así la fecundación. Así, este tipo de técnica de reproducción asistida se considera la más parecida a la fecundación natural.
¿QUIÉN ES UN CANDIDATO IDEAL PARA LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL?
La inseminación artificial es una técnica especialmente recomendada para aquellas parejas cuyos espermatozoides tienen dificultades para llegar al útero o a las trompas de Falopio debido a condiciones anormales tanto femeninas como masculinas.
Por ejemplo, en aquellas parejas cuyo semen tiene menos espermatozoides de lo habitual o la mayoría de ellos presentan una falta de movilidad adecuada, esta técnica es una excelente opción para facilitar el proceso de fecundación.
Asimismo, la técnica de inseminación artificial es útil en parejas con problemas de impotencia masculina, hombres con malformaciones en el pene o en el aparato reproductor, o incluso hombres con eyaculación retrógrada, una condición en la que el semen pasa a la vejiga y no al pene durante la eyaculación.
Otro ejemplo de personas que pueden beneficiarse de esta técnica son aquellas parejas en las que la mujer presenta alteraciones del ciclo menstrual y, por tanto, ovulaciones irregulares, mujeres con malformaciones en el cuello uterino o en la vagina, entre otras.
Esta técnica también puede ser utilizada en aquellos hombres que se han sometido a técnicas de esterilización quirúrgica (médicamente llamada vasectomía) y desean tener un bebé después de la intervención. Esto es posible porque la muestra de semen se puede obtener por punción directa de los conductos deferentes (estructura del aparato reproductor masculino que transporta el semen hasta el pene).
Sin embargo, es importante saber que, en algunos casos, la cantidad de semen obtenida por punción directa no es suficiente para realizar una inseminación artificial y el paciente debe someterse a otras técnicas de reproducción asistida o utilizar el semen de un donante.
La inseminación artificial también puede considerarse una buena opción para aquellas parejas en las que el hombre debe someterse a tratamientos que pueden alterar las células que producen los espermatozoides, como la quimioterapia o la radioterapia. En esos casos, la muestra de semen puede congelarse (lo que médicamente se denomina criopreservación) y utilizarse para lograr la fecundación de forma artificial.
Como señala WebMD, otros candidatos ideales para este procedimiento son las parejas con problemas de fertilidad de causa desconocida. De hecho, los expertos recomiendan utilizar la inseminación artificial como primera opción en estas parejas porque tiene buenas tasas de éxito y se considera la técnica menos invasiva.
Por último, esta técnica está recomendada para parejas en las que el hombre tiene una ausencia total de espermatozoides en el semen, una mujer que desea un bebé sin tener pareja o incluso en parejas de 2 mujeres porque todas ellas pueden utilizar el semen de un donante y llegar a la fecundación de forma artificial.
¿CÓMO SE REALIZA LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL?
Como se ha dicho anteriormente, esta técnica es muy similar a la fecundación natural. Sin embargo, tanto en el hombre como en la mujer deben realizarse algunas pruebas y técnicas de preparación previa para garantizar el mayor porcentaje de éxito posible.
En primer lugar, la pareja debe acudir a un especialista en fertilidad para determinar la causa del problema y si realmente la inseminación artificial es una buena opción o no. Una vez que la pareja y el especialista han decidido que ésta es la mejor forma de tratamiento, tanto el hombre como la mujer deben prepararse adecuadamente.
En la mujer, la preparación es más compleja que en el hombre. Sin embargo, básicamente consiste en utilizar suplementos hormonales para estimular la maduración folicular del óvulo y, en consecuencia, la estimulación de la ovulación. Los ovarios se controlan constantemente mediante ecografías frecuentes para determinar el mejor momento para inducir la ovulación y obtener el óvulo.
Al mismo tiempo, el hombre debe proporcionar una muestra de semen para que el especialista la analice y seleccione los espermatozoides genéticamente más sanos y con la movilidad adecuada.
Finalmente, los espermatozoides seleccionados se introducen en el útero con una cánula especializada cuando se induce la ovulación para disminuir la distancia que deben recorrer y facilitar la fecundación del óvulo.
Normalmente, cualquier procedimiento de reproducción asistida es caro, y la técnica de inseminación artificial no es la excepción. Sin embargo, someterse al procedimiento en un buen centro siempre aumenta las posibilidades de conseguir un embarazo.
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